Muere El Revolucionario Y Líder Indígena Felipe Quispe, Armadura De Los Pobres
“Un día, la periodista Amalia Pando me preguntó: ¿Por qué lucha? Le respondí mirándole a los ojos: ‘Para que mi hija no sea tu sirvienta’”
Felipe Quispe, El Mallku, murió este miércoles 20 de enero de 2021 a causa de un paro cardiaco. Fue uno de los dirigentes históricos del movimiento indígena, guerrillero, político y académico universitario.
Nacido en Achacachi, en el altiplano de La Paz, el 22 de agosto de 1942 en Ajllata, provincia Omasuyosse, se dio a conocer a su pueblo como miembro del revolucionario Ejército Guerrillero Túpac Katari. Fue capturado y permaneció por cinco años en la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro, como prisionero político acusado de subversión.
Después fue elegido dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia. En 2000 condujo una movilización prolongada con bloqueo de caminos que obligó al gobierno del ultra derecha Hugo Banzer a negociar y atender derechos y reivindicaciones postergadas por siglos.
En 2002 Felipe Quispe participó en las elecciones como candidato a la Presidencia, por el Movimiento Indígena Pachakuti, y logró seis puestos legislativos, entre ellos el suyo.
Posteriormente se tituló de la carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y ofreció clases en la Universidad Pública de El Alto, de la que fue uno de sus gestores.
Escribió los libros “Túpac Katari vuelve y vive carajo”, “El indio en escena” y la obra inédita “Mi captura”, entre otros.
“Un día, la periodista Amalia Pando me preguntó: ¿Por qué lucha? Le respondí mirándole a los ojos: ‘Para que mi hija no sea tu sirvienta’”, escribió el Mallku en su cuenta de Facebook recordando su lucha por mejores días para sus hermanos indígenas. La entrevista se realizó el 19 de agosto de 1992.
El Presidente de la República Plurinacional de Bolivia, Luis Arce, Evo Morales, otros ex presidentes y dirigentes sociales, lamentaron la partida a los 78 años de edad de Felipe Quispe. Será siempre armadura incombustible de su pueblo.
Los restos fueron velados en un salón de fiestas de la zona 16 de Julio, adonde fue el vicepresidente David Choquehuanca, algunos ministros de Estado y varios dirigentes sindicales y campesinos.
Sus familiares y amigos lo velaron por dos días y la mañana de este jueves sus restos fueron trasladados a su última morada. Cerca de las 09.15 salió el cortejo fúnebre con dirección a la Universidad Pública de El Aldo (UPEA), donde fue catedrático, pero de forma sorpresiva pasó de largo por el lugar rumbo a Achacachi.
Lo esperaban decenas de personas, entre ellos los llamados ponchos rojos. Se hizo un cordón humano que flanqueó el paso del féretro hasta la plaza principal de Achacachi, municipio del altiplano paceño. El pueblo quedó prácticamente paralizado por la despedida póstuma al ex líder indígena, guerrillero, político e intelectual.
Wiphalas con crespones negros flameaban en el último adiós al Comandante de los Ponchos Rojos, Felipe Quispe, en Ajaria Grande
Los `Ponchos Rojos le dan el último adiós a El Mallku
Los restos del ex líder indígena Felipe Quispe El Mallku fueron sepultados en su natal Ajaria Grande, en el municipio de Achacachi, en el departamento de La Paz.
Un frío viento soplaba y hacía flamear las wiphalas en el último adiós al extinto exlíder indígena Felipe Quispe El Mallku. Sus restos descansan en su natal Ajaria Grande, una pequeña comunidad del municipio de Achacachi que este jueves cobró notoriedad por la despedida póstuma a uno de sus destacados hijos.
Quispe perdió la vida el martes en El Alto, como consecuencia de un ataque cardiaco, según sus familiares. Los restos fueron velados en un salón de fiestas de la zona 16 de Julio, adonde fue el vicepresidente David Choquehuanca, algunos ministros de Estado y varios dirigentes sindicales y campesinos.
Carlos Macusaya
Cuando pienso en Felipe Quispe, el luchador indianista incansable, me vienen a la mente muchas cosas. Anoto algunas de ellas, aunque me quedo con varias sin mencionar…
“Vamos a hablar de presidente a presidente”, una frase dirigida a Hugo Banzer, fue una de las cosas que más me han marcado de Felipe Quispe. Esa actitud de ponerse de tú a tú en una sociedad en la que los indios debían agachar la cabeza era ofensiva para algunos sectores, pero la indiada la recibió como una antorcha de fuego que encendió su orgullo.
Esa actitud sintetiza un cambio de época en la que los de abajo se atrevieron a pensarse como iguales, como personas que tenían toda la legitimidad para gobernar el país. Felipe Quispe personifica ese atrevimiento.
En una ocasión, en una actividad del Movimiento Indígena Pachakuti en el ex cine México, Felipe Quispe habló un poco de La revolución india en contraposición al pensamiento amáutico, señalando que este último no servía.
Yo era un lector apasionado de Reinaga pero sin criterios metodológicos y lo que dijo Quispe, sin mayores explicaciones, acentuó una duda que entonces yo tenía. Su señalamiento fue una de las razones que me empujaron a releer a Reinaga, contraponiendo indianismo y pensamiento amáutico.
Por esos años estaba en mis afanes por saber cuál fue la historia de los movimientos indianistas y kataristas y pude conseguir prestado “El indio en escena”, de Felipe Quispe. Fue como conseguir un tesoro, un texto colmado de pasajes de los cuales poco o nada sabían los indiólogos. Lo leí varias veces, lo subrayé, anoté comentarios en los márgenes… Ese libro se volvió en una guía en mis indagaciones posteriores.
Una de las últimas ocasiones que pude hablar con Felipe Quispe fue el año 2019, cuando ambos fuimos invitados a una actividad en una normal rural de La Paz.
Lo que más recuerdo de su participación es una frase que dijo tras que un grupo de estudiantes realizó una danza tradicional. El Mallku cuestionó que cuando se baila tarqueda, moseñada, sikureada, etc., los pasos de baile son monótonos; “acaso no podemos inventar otros pasos, los jóvenes tienen que inventar», agregó.
Me gustó mucho ese cuestionamiento de El Mallku porque, además, invitaba a recrear nuestra cultura, a reinventarnos. El propio Felipe Quispe se estaba reinventando. En los años 2000, 2001 y 2003 Quispe tenía una perspectiva muy centrada en lo rural, mientras que el 2020 hizo “trabajo de hormiga” en las movilizaciones que se dieron en la ciudad de El Alto. El propio Mallku estaba yendo más allá de sí mismo.
¡Jallalla Felipe Quispe!