Voto del Cardenal Boliviano

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    ¿Por qué votó el Cardenal?

Fortunato Esquivel
Transcurrido el 4 de mayo, ejecutada la consulta denominada, por algunos «referéndum», y provocada tremenda polvareda con la presencia del Cardenal Julio Terrazas en las urnas ilegalmente convocadas por el Prefecto y el Comité Pro Santa Cruz, queda por un lado la satisfacción de saber que la abstención, los votos por el NO y los votos blancos ganaron, y por otro lado, un sabor amargo al comprobar que la Iglesia está alineada con el proyecto oligárquico oriental, que la inhabilita a futuro como mediadora en el persistente conflicto nacional.

Cardenal Julio TerrazasLa Conferencia Episcopal, se apresuró a emitir un documento «aclaratorio» señalando que Terrazas acudió, a votar, haciendo uso de su derecho como ciudadano boliviano. Debemos entender entonces, que está en la capacidad de poder desdoblarse en Príncipe de la Iglesia, Presidente de la Conferencia Episcopal y en simple ciudadano boliviano.

Hipocresías al margen, lo cierto es que, la Iglesia es el más grande partido político mundial, que actualmente está alineado con los sectores más reaccionarios y practica de frente «la opción por los ricos», sobre todo desde el envenenamiento de Juan Pablo I (Albino Luciani) y el ascenso de Juan Pablo II (Karol Wojtila) a impulso de la ya por entonces poderosa secta ultraderechista conocida como el Opus Dei.

¿Debe extrañarnos que el Cardenal Terrazas, hubiera concurrido a votar, sea cual sea el justificativo? De ninguna manera, simplemente estaba participando con la opción que administra en la iglesia católica boliviana.

Entre otros poderes dominantes en el mundo y en Bolivia, está la masonería que ordena acciones como ésta a sus adeptos, sin que puedan negarse a desobedecer.

El Papa Luciani, en su corto periodo de treinta días de pontificado, había recibido una lista secreta de 121 masones que trabajaban cerca de él en el Vaticano.

Tomó decisiones para removerlos de inmediato, pero sus órdenes no se cumplieron, pues pocas horas después moría envenenado. Tal el poder de esa siniestra organización mundial, a cuyas filas están afiliados, casi todos los políticos de derecha de nuestro país.

Desde entonces se dice que la mayoría de los cardenales, o son militantes del Opus Dei, de la masonería o de ambos al mismo tiempo. ¿En qué lado se encontrará nuestro purpurado príncipe Cardenal Terrazas?, porque al margen, no está.

Sería bueno, volver a observar las escenas de la ceremonia del aeropuerto Viru Viru, cuando retornó del Vaticano con báculo y capelo. Sería bueno, observar las personas a las que saludó inicialmente tras descender del avión. Sería bueno observar, a quiénes o a qué representaban esas primeras personas. Entonces sí, tendríamos más claras las ideas.

Lo cierto es que en nuestro país, la famosa Teología de la Liberación, fue eliminada y sus protagonistas, perseguidos, echados de la iglesia u obligados a mantenerse convenientemente autocensurados, incluido el príncipe, que prefirió pasar a la otra vereda.

Nuestro príncipe fue a votar en un acto eminentemente político, contrariando los mandatos de la Iglesia. El propio Papa Juan Pablo II, que le permitió ingresar a la camarilla de cardenales, había señalado aún en vida que: «La tarea del clero es trabajar en el campo religioso y no participar en política, porque la Iglesia no es un movimiento social, sino un movimiento religioso».

Pero como es capaz de desdoblarse, debemos entender que su parte de boliviano, fue a votar en un acto eminentemente político, al igual que los numerosos comiteistas y separatistas, en tanto que su porción de Príncipe Purpurado de la Santa Madre Iglesia Católica, estaba incólume e imparcial ante los conflictos. Este debe ser otro de los numerosos «misterios» a los que suele aludir la doctrina del Vaticano.

Muchos miles de católicos, seguramente podrán hincar rodillas y aceptar todo cuanto obra el príncipe cardenal Terrazas, pero otros creemos que ya está despejada toda duda. El cardenal está alineado con la propuesta oligárquica. Es una realidad irrebatible.

Es preciso que los cinismos se pongan de una vez a un lado. La jerarquía de la Iglesia, está alineada con la «opción por los ricos», los terratenientes, los grupos empresariales, las transnacionales y otros arrogantes que se han declarado enemigos del actual gobierno liderado por un indígena.

Pero está bien que Terrazas haya dejado «muy en claro» que cruzó a la otra vereda. ¡Tantos otros lo han hecho en nuestra Patria!. Algunos incluso cruzaron ríos de sangre, con tal de llenar sus bolsillos, para vivir en lujosas viviendas con alfombras de varios centímetros de espesor, aunque sea en el calor de Santa Cruz. El asunto es vivir como príncipes.

Si esta actitud, ayuda al renacimiento de la «opción por los pobres», entre los curas que aún creen en ello, aunque actúen en la clandestinidad, será favorable para el pueblo boliviano.

Desde el domingo 4 de mayo, los católicos ya estamos divididos en militantes alineados con Terrazas y los que ya no creemos en el Príncipe y su «opción por los ricos». Será suficiente que surja un pastor que guíe a los pobres de Bolivia. Los ricos pueden quedarse con el Príncipe.

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