- Un organismo de la ONU pide prohibir el acullicu y la industrialización de coca
Bolpress
Mascar coca sería un “delito”, según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE)
El Informe Anual sobre Drogas 2007 de la JIFE convoca a “abolir los usos de la hoja de coca que sean contrarios a la Convención de 1961, incluida la práctica de masticarla”. Según el informe, la producción de té o harina de coca “contraviene los tratados de fiscalización internacional de drogas”.
El informe de la JIFE pide a los países “establecer como delito” la posesión y compra de hoja de coca para el consumo personal. Además, pide prevenir “la expansión de esa práctica (acullicu) en los estudiantes y los jóvenes en general, los conductores de vehículos de transporte público y otros grupos vulnerables de la población de Bolivia”, ya que masticar coca tiene un papel “en la progresión de la drogodependencia”.
Masticar hoja de coca es “dañino o podría ser dañino, y creo que la gente que redactó la Convención (de 1961) estimó que era dañino, que no se debía practicar”, declaró a la agencia EFE Philip Emafo, presidente de la JIFE.
Respuesta al colonialismo
El vicecanciller Hugo Fernández declaró en Viena que la petición de la JIFE es fruto de la “ignorancia” y de una “mentalidad arcaica, anacrónica y obsoleta”. El diplomático afirmó que la práctica del acullicu “no se va a eliminar”.
“Ojalá la JIFE prohibiera que los ciudadanos del mundo fumen y consuman bebidas alcohólicas, y si se logra esto nosotros podríamos estar en condiciones de debatir este tema”, comentó el ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana.
El ministro de Gobierno Alfredo Rada anunció que una delegación del Ejecutivo defenderá el valor cultural de la coca en el 51 periodo de sesiones de la Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas en Viena la próxima semana.
Según Rada, la coca es parte de la reivindicación política del movimiento indígena que ha llevado a Evo Morales a ocupar la Presidencia. En ese marco, el informe de la JIFE no solo atenta contra un principio básico de los pueblos originarios de Bolivia sino que también pretende acabar con su cultura. “Es un informe unilateral y de contenido colonialista”.
La investigadora del Transnational Institute (TNI) especializada en temas de coca Pien Metaal opina que “al pedir a los países imponer sanciones penales por la distribución y posesión de la hoja de coca para usos tradicionales, un elemento clave de la cultura andina, la JIFE da muestras de ceguera y arrogancia. Ya es hora de que los tratados de la ONU se pongan a tono con la realidad y muestren alguna sensibilidad cultural”.
Considerando que millones de personas en los Andes mascan coca cotidianamente y consumen té de esta hoja considerada sagrada por las culturas indígenas, la declaración de la JIFE contradice claramente la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas aprobada el año pasado, la cual promueve el respeto y la protección de prácticas culturales indígenas.
El informe de la JIFE también contradice la Convención de 1988 que reconoce los usos tradicionales, así como el “respeto a la soberanía nacional”, las diferentes constituciones y otros principios fundamentales de las leyes nacionales –prácticas, juicios y procedimientos- de la rica diversidad de los pueblos y culturas.
Informes previos de la JIFE muestran las inconsistencias entre los usos tradicionales de la hoja de coca y la Convención sobre drogas de 1961, la cual califica a la coca como “droga narcótica”. Sin embargo, ningún país ha tomado medidas serias para abolir un hábito que no es un riesgo para la salud pública y que, al contrario, tiene usos benéficos, los cuales están abriendo a la planta un mercado mundial.
Según el TNI, está claro que la actitud de la JIFE es una respuesta a la decisión política de Bolivia de darle a la coca un estatus de recurso natural valioso en el texto de la nueva Constitución, y a su política nacional que permite a un número limitado de campesinos cultivar pequeñas parcelas de coca para el uso tradicional.
Según Martin Jelsma, coordinador del programa de drogas del TNI, “la inclusión de la hoja de coca en la Lista Ila Convención de 1961 se basó en un estudio del ECOSOC realizado en 1950, inspirado por sentimientos coloniales y racistas y no en argumentos científicos”.
El Informe ECOSOC 1950 aduce que el hábito del masticado podría ser responsable de la malnutrición y del comportamiento “inmoral” del hombre andino, a la vez que reduce su capacidad productiva.
Ya es hora de que la JIFE se guíe por la Comisión de Estupefacientes y la Organización Mundial de la Salud en esta materia en vez de emitir juicios estrechos apoyándose en la mentalidad obsoleta de la Convención de 1961, dijo Jelsma.